
El arte ha sido mi compañero desde la infancia, y los pinceles han sido testigos de mis primeros pasos en el mundo creativo. Aunque mi paso por Bellas Artes me brindó herramientas y conocimiento, fue más recientemente cuando comencé a explorar mi relación con el arte de una manera más profunda y auténtica.
Mi trayectoria ha oscilado entre la figuración y la abstracción, ambas ligadas a mis estados emocionales y a la necesidad de traducir lo interno en imágenes. En ciertas etapas, la representación fiel de la realidad fue el canal para expresar mi mundo interior; en otras, la abstracción se convirtió en el único lenguaje capaz de contener lo inasible.
Hoy, el arte es para mí un vehículo de autodescubrimiento y transformación. A través del proceso creativo, me enfrento a mi ser interior, dejando de lado lo superficial y conectando con aquello que realmente habita en mí. Mi obra es una extensión de este viaje, un conjunto de relatos visuales que emergen desde mi experiencia vital y emocional.
Exploro la relación entre lo efímero y lo duradero, el equilibrio entre la materia y el vacío. Cada pieza surge de un diálogo entre control y fluidez, donde el proceso creativo se convierte en un acto de introspección y sanación.
Cada obra es un reflejo de mi historia, una forma de poesía visual que nace de la inquietud y la búsqueda de lo esencial.