HABITAR EL DOLOR
DESGARROS
En Desgarros, las manchas se expanden y contraen como corrientes impredecibles. El agua arrastra el pigmento, lo hunde y lo fractura, generando formas que oscilan entre la disolución y la resistencia. La mancha toma el papel con intensidad, pero en su avance se desgarra, dejando huellas de un proceso en constante cambio.
El negro, símbolo del dolor, se arraiga en la superficie con peso y profundidad, mientras que el azul, evocando la búsqueda del amor, la salida o el vacío, se desliza y se diluye, abriendo espacios de luz entre las fisuras. El movimiento del agua se convierte en el verdadero gesto, en la fuerza que moldea y descompone, permitiendo que el dolor se exprese en su flujo y ruptura.

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